lunes, 9 de septiembre de 2013

DISLALIA

La dislalia es una alteración funcional del habla, caracterizada por omisiones, sustituciones o distorsiones de sonidos dentro de las palabras. Es decir, que al pronunciar una palabra, el niño, o bien no dice un sonido, o lo sustituye por otro, o emite un sonido que no se corresponde exactamente al deseado. Debemos sospechar que existe cuando a partir de los cuatro años el niño presenta problemas de pronunciación.


Son muchos los factores a considerar a la hora de definir una causa para la dislalia de un niño, y es de gran importancia conocer la causa ya que según su origen será el tratamiento posterior dirigido especificamente a lo que la produce.  Las posibles causas de los trastornos del habla son:

1- Retraso fonológico Cuando los problemas están relacionados a un retraso en el desarrollo del habla. El niño simplifica los sonidos porque no aprendió a producir los más complejos de su lengua. Su capacidad articulatoria no está afectada.

2- Trastorno fonético o dislalia Cuando el niño no adquirió de una forma correcta los patrones de movimiento que son necesarios para la producción de algunos sonidos del habla, lo que quiere decir que el niño no mueve los músculos que se encargan del habla, como debería, y por eso comete omisiones, sustituciones y distorsiones de algunos sonidos de la lengua.

3- Alteraciones físicas Cuando el niño presenta malformaciones físicas en los órganos que intervienen en el habla y que le impiden de pronunciar muchos sonidos. Las lesiones en el sistema nervioso pueden ocasionar alteraciones en el movimiento y en la coordinación de los músculos implicados en el habla. La mala oclusión dental, el frenillo lingual, o malformaciones en el labio (ejemplo, labio leporino o hendido), pueden ocasionar una dislalia.

Tipos de dislalias:

Dislalia evolutiva: Es aquella fase del desarrollo del lenguaje infantil en la que el niño no es capaz de repetir, por imitación, las palabras que escucha, de formar los estereotipos acústico-articulatorios correctos. Dentro de una evolución normal en la madurez del niño, estas dificultades las va superando, y solo si perduran a los cuatro o cinco años se consideran patológicas.
A modo orientativo diremos que un niño cuando inicia la escolarización, a los tres años, tiene que tener un habla inteligible, aunque aparezcan errores; a los cuatro años se considera aún normal ciertas dificultades con los sinfones y la /r/; y sobre los cinco años debe estar adquirido todo el cuadro fonético español.

Dislalia funcional: Alteración de la articulación debido a un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. Dentro de ellas distinguimos:

Trastornos fonéticos: alteraciones de la producción. La dificultad está centrada básicamente, en el aspecto motriz, articulatorio, es decir, en principio, no hay confusiones de percepción y discriminación auditiva. Son niños con errores estables, que cometen siempre el mismo error cuando emiten el sonido o sonidos problemáticos. La dificultad aparece por igual en repetición que en lenguaje espontáneo.

La edad ideal para iniciar una terapia logopédica o del habla, formal, es hacia los 4 años, ya que en niños más pequeños, puede ser consecuencia del proceso normal de aprendizaje.

Trastornos fonológicos: la alteración se produce a nivel perceptivo y organizativo, es decir, en los procesos de discriminación auditiva, afectando a los mecanismos de conceptualización de los sonidos y a la relación entre significante y significado. La expresión oral es deficiente, pudiendo llegar a ser, según la gravedad del trastorno, prácticamente ininteligible. Los errores suelen ser fluctuantes. Por lo general, puede producir bien los sonidos aislados, pero la pronunciación de la palabra suele estar alterada.

Dislalia audiógena: Alteración de la articulación producida por una audición defectuosa. Se producen alteraciones de la voz y del ritmo, que modificará la cadencia normal del habla. En muchos casos estos síntomas son las señales de alerta de una sordera encubierta.

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